Invertir todos mis ahorros en fondos de inversión. Consejos y estrategias

La mayor parte de ahorradores mantienen sus ahorros en una cuenta corriente y el dinero que consideran que no necesitan en un futuro cercano suelen destinarlo a productos bancarios de la misma entidad como depósitos, plazos fijos o fondos de la casa.

El problema de los bancos es que tienden a venderte el producto que a ellos le interesa, olvidando lo que necesita el cliente. En este artículo vamos a ver como en muchas ocasiones es preferible invertir casi la totalidad de nuestros ahorros en fondos de inversión y reservar la cuenta bancaria solo para el dinero que vayamos a necesitar en el corto plazo.

Motivos para invertir casi todos tus ahorros en un fondo de inversión

Los fondos de inversión presentan ventajas únicas que los convierte en un excelente instrumento para ahorrar:

  1. Puedes invertir o recuperar el dinero cuando quieras
  2. Hay fondos de muchos tipos (monetarios, renta fija, mixtos, renta variable)
  3. Diferimiento fiscal (puedes traspasar dinero de un fondo a otro sin tributar las plusvalías)
  4. Gestión profesional

1. Liquidez

Un fondo permite comprar participaciones (lo que se conoce como suscripción) o vender participaciones (reembolso) cuando quieras. Ya que la mayoría de fondos no tienen comisión de suscripción o reembolso, invertir en ellos solo implica pagar por la comisión de gestión, que se refleja en el valor liquidativo de las participaciones.

Si necesitas el dinero, en un plazo máximo de dos días hábiles tienes el dinero disponible en tu cuenta bancaria.

2.Tipos de fondos

El tipo de fondo en el que debamos invertir dependerá mucho de nuestro estado patrimonial, edad, y si tenemos pensado comprar algo relativamente caro (un coche o una casa) en los próximos años.

Así pues, nuestros ahorros actuales deberíamos dividirlos en dos grandes grupos: los que vayamos a necesitar en un futuro cercano y los que no.

Respecto a los que vayamos a necesitar en un futuro cercano, lo ideal es invertirlos en fondos de renta fija. Nos aseguramos que mantenemos el principal a la vez que conseguimos cierta rentabilidad, aunque en momentos de tipos de interés bajos, la rentabilidad también será baja.

En cuanto a los ahorros que no vayamos a necesitar en un futuro cercano, lo ideal es invertir en fondos de renta variable. A costa de cierta volatilidad, invertir en un fondo de gestión pasiva puede aportarnos rentabilidades del 6-9% anuales. Otra categoría que nos gusta mucho es la de los fondos value investing, que han obtenido una rentabilidad media del 13,58% en los últimos 8 años.

3. Diferimiento fiscal

La gran ventaja de los fondos de inversión es que los traspasos entre fondos no tributan. Así pues, puedes hacer un traspaso de un fondo que ya no encaje con tu estrategia de ahorro a otro que se adapte más a tus necesidades financieras.

Por ejemplo, si estás próximo a tu edad de jubilación, puedes traspasar tus fondos de renta variable a renta fija sin tener que tributar plusvalías.

En el caso contrario, si tenías pensado contratar una hipoteca y después prefieres seguir viviendo de alquiler, puedes traspasar tus fondos de renta fija a renta variable sin penalización fiscal.

4. Gestión profesional

Todos los fondos de inversión comercializados en España están regulados por la CNMV y el equipo gestor del fondo (quienes deciden en qué invertir) se dedican a eso mismo: obtener la máxima rentabilidad posible siguiendo la política de inversión de su folleto.

Esto no significa que no debamos comparar. Hay fondos malos, fondos buenos y fondos excelentes. Por lo tanto, es imprescindible dedicar algo de tiempo en investigar a los gestores de un fondo, comprender su filosofía de inversión e invertir solo si su visión coincide con la nuestra. Para ello, puedes usar webs especializadas en analizar fondos como Fondium, Morningstar o quefondos.com entre otras muchas otras.


Al final de lo que se trata es que el dinero que no estemos necesitando en un momento dado esté invertido en algo que genere intereses y rentabilidad. Créanme que los ricos no tienen su cuenta bancaria llena de ceros. Por el contrario, tienen su dinero invertido en fondos, acciones o títulos de renta fija (pública o privada) y en su cuenta bancaria mantienen lo imprescindible para poder hacer frente a sus gastos diarios.