Invertir a largo plazo

La inversión a largo plazo es uno de los aspectos más importantes que una persona debe plantearse a lo largo de su vida. La mayoría de la gente, en el mejor de los casos, ahorra lo que le sobra después de dedicar su sueldo a vivienda, vivir, ocio, coche... Debemos cambiar este punto de vista y priorizar el ahorro.

El ahorro no es sólo tener dinero para poder gastar en ocio. El dinero es seguridad. Seguridad ante un futuro incierto. Por eso no es sólo importante ahorrar en el largo plazo. También debemos invertirlo lo mejor posible.

Habitualmente la mayoría de la gente se limita a ahorrar el dinero en una cuenta corriente. Los más atrevidos se aventuran en la renta fija, como un depósito, plazo fijo o deuda. Esto ya es un paso, pero los intereses que generan este tipo de productos son irrisorios. Intereses que a penas llegan a cubrir la inflación.

Se suele confundir renta variable con riesgo. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Invertir en acciones es ser propietario de una empresa, es decir, comprar un factor de producción. Desde el momento que posees una empresa también estás accediendo al derecho de sus beneficios futuros. Dicho de otra manera: mantendrás tu capital ahorrado al que se irán sumando beneficios a lo largo del tiempo.

En este sentido, la bolsa juega un papel fundamental: la bolsa permite a cualquier persona ser socia de una empresa, ya sea pequeña, mediana, o grande. En cuestión de segundos. Si necesitas el dinero para un imprevisto, igualmente la bolsa permite vender en segundos y recuperar el dinero. Una ventaja que no ofrece ningún otro activo, como tierras, inmuebles o negocios no cotizados.

Mucha gente prefiere otros tipos de inversión a largo plazo, como especular con pisos o tierras. Sin embargo esto es un gran error: un piso sólo es una inversión si lo alquilas, si lo compras para mantenerlo, éste sólo subirá su valor en función de como se encuentre el mercado inmobiliario en el futuro. En ningún caso el piso produce por sí mismo (salvo que lo alquiles). Eso sin tener en cuenta su deterioro y gastos. Lo mismo pasa con el oro. El oro no produce nada y en todo caso te generará gastos para custodiarlo de forma segura. En cambio, si inviertes en Coca Cola (por poner un ejemplo) estás colaborando en cada euro de beneficio que obtiene por la venta de cada refresco. Y esto es lo que marca la diferencia entre un inversor a largo plazo exitoso y uno mediocre.

Dicho lo anterior, lo mejor es invertir en empresas. Considerarnos parte de la misma. Vernos a nosotros mismos como empresarios y olvidarnos de la imagen que venden películas sobre Wall Street.

Es cierto que la bolsa en el corto plazo es difícil de predecir si sube o baja, pero en el largo plazo siempre tiende a subir.

Un ahorrador o inversor de éxito a largo plazo se caracteriza principalmente por:

  1. No perder dinero. En la bolsa existen todo tipo de empresas. Negocios buenos, negocios malos, cíclicos, caros, baratos... Nuestro primer objetivo se centrará en buscar buenas empresas que nos aseguren nuestros capital a lo largo del tiempo.
  2. No perder poder adquisitivo: la inflación hace que cada año llenar la cesta de la compra sea más caro. Por eso un ahorrador debe invertir y conseguir al menos la misma rentabilidad que el IPC con el propósito de que sus ahorros sigan valiendo dentro de 10, 20, ó 50 lo mismo.
  3. Buscar la máxima rentabilidad. Invertir en empresas que estén baratas. La volatilidad es nuestro mejor aliado. Aprovecharemos los momentos en los que la bolsa esté deprimida (precios baratos) para comprar.

Desde este enfoque, el value investing es nuestro mejor aliado. El value investing, o inversión en valor, es a grandes rasgos una técnica de inversión que se basa en comprar buenos negocios (que se mantengan o incluso crezcan en el futuro) a precios baratos.

Un inversor a largo plazo debe tener ciertas cualidades de carácter psicológico que nos permitan conseguir nuestro objetivo.

Por ejemplo, un inversor debe ser consciente de que la bolsa cada cierto tiempo cae con fuerza. Un buen inversor sabe aprovechar esos momentos de pánico para comprar más acciones. De hecho, históricamente después de cada crash bursátil es cuando mejores rentabilidades se obtienen.

Otro factor psicológico para tener éxito en el largo plazo es pensar con racionalidad y sobre todo tener paciencia. Después de todo, estamos hablando de plazos de décadas.

En qué tipo de activos invertir

Para un inversor a largo plazo, las acciones siempre han sido el vehículo que más rentabilidad ofrece. Es lógico, si inviertes en acciones eres propietario de una empresa que está produciendo bienes y servicios que los consumidores desean.

Si inviertes en renta fija, es probable que ni siquiera cubras la inflación. La renta fija es un préstamo. Si inviertes 10.000€ en un bono a 10 años, pasados esos 10 años, recuperarás tus 10.000€, pero recuerda: ya no tienen el poder adquisitivo de los 10.000€ de hace 10 años. La única forma de compensar la inflación es obteniendo una rentabilidad superior a la del IPC.

El oro tradicionalmente e históricamente se ha usado como moneda por, entre otras cosas, su capacidad de conservar el poder adquisitivo. Lo malo del oro es que lo guardas, y dentro de 10 años sigues teniendo el mismo oro. Las empresas producen, por lo que además de conservar el poder adquisitivo generan rentabilidad.

Tipos de inversiones para conservar el poder adquisitivo

Para conservar el poder adquisitivo en el largo plazo, la única opción viable es invertir en activos reales. Las empresas son activos reales. Los inmuebles son activos reales, pero se deterioran con el paso de los años.

Las acciones pueden deteriorarse (si un negocio les va mal) o pueden apreciarse si el negocio les va bien. La misión de un inversor en acciones es identificar qué empresas están bien y comprarlas si el precio es razonable. A diferencia de cualquier otro activo, recuerda que para comprar y vender acciones solo necesitas un minuto y un clic de ratón.

¿Y si no sé analizar empresas?

Para invertir en bolsa y saber qué empresa se esconde detrás de cada acción es importante saber algunas cosas básicas sobre bolsa. También hay que conocer ratios básicos como el PER, ROA, ROCE...

No tienes porqué conocer todas las compañías. Por ejemplo, si estás especializado en un cierto sector por tu trabajo o estudios, es muy probable que sepas más sobre cómo le irá el futuro a empresas de tu sector que tu propio asesor financiero.

Si no sabes invertir en bolsa, también puedes recurrir a servicios de asesoramiento y gestión patrimonial. Algunos ejemplos de estos servicios son los asesores automatizados y fondos de inversión, especialmente los fondos de inversión de estilo value investing.

Asesores patrimoniales

Los asesores patrimoniales de gestionan tus ahorros en función de tus necesidades. Los más recomendables por su bajo coste y efectividad son los Robo Advisors, que te crean una cartera de fondos indexados.

Fondos de inversión

También puedes invertir en fondos de inversión. Los fondos de inversión invierten en activos financieros y están gestionados por profesionales, por lo que para personas con escasos conocimientos financieros son una excelente herramienta. Los más recomendables son los de metodología de inversión en valor, puesto que son los únicos que han demostrado que a largo plazo son capaces de batir al índice de referencia.

Además, existe una amplia oferta de fondos de inversion, por lo que el pequeño ahorrador sólo debe comparar fondos de inversión y encontrar los que mejor satisfacen tus necesidades y objetivos, como puede ser el tipo de activos en los que invierte un fondo, su nivel de riesgo o su horizonte temporal.

Otra excelente alternativa es invertir en fondos indexados, ideales para obtener una rentabilidad acorde a la del mercado. Los fondos índice tienen comisiones de gestión realmente bajas, por lo que se les considera un instrumento eficiente y con pocos gastos derivados para invertir a largo plazo.