Entendiendo la diversificación en la inversión

A la hora de invertir siempre se recomienda diversificar en diferentes activos (ya sean acciones, renta fija, incluso inmuebles) para minimizar el riesgo de pérdidas por si alguno o varios de los activos que forman la cartera se comportan mal. En definitiva: no poner todos los huevos en la misma cesta.

El caso opuesto a la diversificación es invertir en un único activo. Si obtiene buena rentabilidad en el futuro habremos obtenido sustanciosas ganancias... pero si quiebra las acciones de la empresa tendrán un valor de 0; o en el caso de un impago de renta fija, no cobraremos el principal ni los intereses.

Por lo tanto, aunque estemos muy confiados en que las acciones de determinada compañía se comportarán bien en el futuro, siempre es recomendable diversificar. De lo que se trata no es evitar errores, sino de minimizar los efectos de los errores.

Por ejemplo, vamos a suponer que invertimos en 5 acciones repartida la inversión a partes iguales. Una de ellas pierde el 50% de su valor en un año, mientras que el resto suben una media del 10%. Es decir, de 5 acciones, cometemos un error. El resultado habría sido una rentabilidad del -2%. No está mal, el efecto negativo de las acciones que han caído un 50% se ve compensado con el resto que han subido.

Ahora compongamos una cartera de 10 acciones e iguales condiciones: una acción cae un 50% mientras que las 9 restantes suben un 10% cada una. En este caso la rentabilidad total de la cartera es positiva, concretamente del 4%. ¡Hemos ganado dinero!

La lección principal que podemos extraer de la diversificación a partir de los ejemplos anteriores es que por estadística y probabilidad, cuánto mayor es la diversificación menor es la posibilidad de que los “errores de inversión” tengan un efecto negativo.

La segunda lección que deberíamos entender es que no hay que invertir en acciones elegidas al azar. Recuerda, de lo que se trata es de evitar errores. Es decir, evitar comprar compañías sobrevaloradas, con pocas o ninguna ventajas competitivas, modelos de negocio decadentes...

Otro aspecto que debemos entender sobre los errores es que siempre los cometeremos, por lo tanto hay que asimilar y asumir que podemos equivocarnos al elegir acciones en las que invertir y no menos importante: aprender de los errores.