Imaginemos a Paco. Vive en un pueblo y después de trabajar muchos años como camarero, decide montar su propio restaurante. Después de muchas cuentas, búsqueda de proveedores y locales, necesita 100.000€ para abrir su propio restaurante.
Pero solo hay un pequeño problema. Paco sólo tiene 50.000€ ahorrados. Necesita 100.000€. ¿Que va a hacer Paco? ¿Deprimirse?. No. No es su estilo. Va a financiar los 50.000€. Los bancos no le conceden un prestamos de 50.000€, así que decide que él será dueño de la mitad del restaurante (con sus 50.000€) y permitirá que muchas personas se sumen al proyecto y aporten la cantidad restante.
Para ello, Paco vende a sus vecinos, amigos y familiares un total de 1.000 papeletas a un precio de 50€ cada una. 50€ x 1.000 = 50.000€. Con estos 50.000€ más los 50.000€ que previamente Paco había ahorrado arduosamenre, ¡por fin Paco puede abrir su restaurante!
Pero ¿por qué alguien iba a pagar 50€ por una papeleta que está hecha con papel y solo tiene la firma de Paco? ¿Acaso se han vuelto locos? Muy sencillo: cada papeleta te da derecho a ser socio del restaurante de Paco. De hecho, las papeletas que ha vendido Paco son acciones, igual que lo hace cualquier empresa como McDonalds o Burger King.
Es decir, los amigos que compraron acciones del Restaurante de Paco son los accionistas del restaurante. Esto hecho en el mundo real se conoce como OPV (oferta pública de venta) y se realiza en el mercado primario. No olvidamos que Paco sólo vendió la mitad de las papeletas, así que Paco tiene 1.000 acciones.
Ahora entra en juego La Bolsa, denominada mercado secundario y vamos a ver su razón de ser.
Con el restaurante ya abierto, los dueños de papeletas pasan por el lugar para ver que tal funciona su inversión. Es lógico que algún día quieran cobrar parte de los beneficios del restaurante. ¿O no? La primera en ir es Margarita.
A Margarita le gusta la carta, buen trato al comensal, le gusta el diseño... pero no le convence del todo. A la hora de comer la mitad de las mesas están vacias. No le acaba de satisfacer su inversión de 50€ y decide venderla. Se la ofrece a Paco pero no la quiere. Es más, no puede pagarla. Recuerda que invirtió todos sus ahorros en el dichoso restaurante.
Así que Margarita acude a la plaza del pueblo. Curiosamente y de forma espontánea, en la plaza del pueblo de forma un grupo de inversores con sus mismos problemas. Por un lado están los que piensan que el restaurante es un mal negocio, y por otro lado están los optimistas. Los optimistas piensan que Paco podrá servir más comidas a medida que el restaurante sea más conocido.
Al final, en la plaza del pueblo concurrieron más pesimistas que optimistas. Al haber menos gente dispuesta a comprar que a vender, las papeletas que inicialmente se había vendido por 50€, Margarita acabó vendiéndola a 40€.
Al día siguiente la noticia corrió por todo el pueblo. Todos sus habitantes estaban angustiados porque la semana anterior habían comprado por 50€ y ayer se vendió por 40€, diez euros menos. Un 20% menos.
Es ahora cuando se genera un mercado de optimistas (gente que quiere comprar) y pesimistas (gente que quiere vender). Aquí entra en juego el corredor de bolsa, o broker. Se llama Pedro y a lo que se dedica es a poner en conctacto a gente que quiere vender y gente que quiere comprar. A cambio de una comisión, la gente deposita sus acciones en él y las compra y vende cuando sus clientes se lo pidan y a un precio que satisfaga tanto a vendedor como comprador.
Con este sistema en el que Pedro trabaja como intermediario, ¿cuál es el precio de las acciones del restaurante de Paco? Muy sencillo: el precio al que se haya hecho la última transacción. Exactamente igual que cuando consultamos en Internet o en el periódico el precio de las acciones de Coca Cola.
Por cierto. Hay que aclarar una última cosa. El funcionamiento del restaurante es independiente de la compra/venta de acciones. Esto significa que aunque los vecinos del pueblo vendan las acciones por 10€ (un 80% menos que su precio original), el funcionamiento del restau seguirá siendo exactamente el mismo. El precio de las acciones no afecta al día a día de la economía de la empresa. Dicho de otro modo, el precio de una acción refleja de forma subjetiva lo que cuesta el restaurante.
En futuros artículos veremos cómo le ha ido al restaurante de Paco y como se comportaron los inversores de su pueblo respecto a las papeletas.
En resumen, La Bolsa es lo siguiente:
- Tenemos una empresa que para recibir financiación sale a bolsa, dividiendo su capital en acciones que podrá comprar mucha gente.
- Unos inversores que para sacar rentabilidad a sus ahorros, compran acciones de una compañía determinada.
- El intermediario, conocido como broker, pone en contacto a compradores y vendedores, se fija un precio según la oferta y demanda de cada momento, y se intercambian los títulos (acciones, o papeletas en el caso de Paco).