Para explicar por qué es mejor invertir en activos reales, primero definamos qué es un activo real.
Un activo real es aquel que tiene un valor intrínseco. Por ejemplo, tierras, oro o acciones de empresas son activos reales.
Como vemos, desde este mundo de vista la deuda pública o privada no son activos reales.
Entonces ¿qué es una deuda?
Una deuda no es más que una promesa de pago. Si compras 1000 euros de deuda pública, a cambio recibirás un papel que te dice que pasado el año se te devolverá el importe prestado más los intereses.
La clave radica en que es una promesa de pago. Promesa. Y es que no siempre se cumplen las promesas, ya sean públicas o privadas
Sí. El dinero también es una deuda
Cuando tienes dinero, en realidad lo que tienes es una deuda. No lo debes tú. Sino que te lo debe a ti el emisor de la moneda. Veamos un ejemplo:
Tener un billete de 10 euros significa que el BCE debe a su portador una deuda por el poder adquisitivo de ese billete. Ni más. Ni menos.
¿Por qué es mejor invertir en activos reales?
El hecho de invertir en activos reales es importante si quieres que tu rentabilidad sea positiva en el largo plazo. Si inviertes en deuda, estarás comprando una promesa de pago que puede que nunca llegues a cobrar, si bien es cierto que en la mayoría de los casos este peor escenario es poco probable que suceda. Con un activo real eres dueño de algo que produce, por lo que serás dueño también de su futura producción.
Si alquilas pisos, estarás cobrando un alquiler. Si compras acciones, además de ser dueño de una compañía cobrarás sus dividendos. Si no paga dividendo, te beneficiarás de la revalorización de la acción.
Y lo más importante en cuanto a activos reales: te proteges de la inflación.
Los activos reales y la inflación
Los activos reales te protegen de la inflación, contribuyendo a mantener tu poder adquisitivo en casos de inflación, fenómeno que lleva sucediendo durante los últimos siglos y va a seguir ocurriendo.
¿Por qué? Porque si hay inflación sube el precio de todo, tanto de los activos (bolsa, terrenos...) y bienes de consumo (coches, teléfonos móviles, la cesta de la compra...)
Así pues, al comprar acciones, al menos te aseguras que si hay inflación, el precio de las acciones subirá y con ello, al menos habrás mantenido el poder adquisitivo de tus ahorros. Fenómeno, por cierto, que no pasa si inviertes en renta fija o deuda.
Imagina que compras deuda a 5 años con una rentabilidad del 1% anual. Al cabo de 5 años, te devolverán el capital principal más intereses. El problema es que el capital principal después de 5 años vale menos por el efecto de la inflación. Si a ello le sumas que la inflación media es del 3% y solo te han pagado el 1%, además habrás perdido dinero.
El único problema de la renta variable y los activos reales
El único problema de los activos reales es que puedes comprarlos sobrevalorados y no recuperar nunca la inversión. Pero hay formas de protegerse.
Para "acertar" con la compra de acciones, lo mejor es seguir el value investing, que consiste en comprar acciones cuando están infravaloradas (baratas) y con un margen de seguridad suficiente que nos garantice que estamos bien defendidos ante posibles bajadas.