La magia del interés compuesto

A pesar de parecer complejo, el interés compuesto es fácil de entender: consiste en reinvertir los intereses generados por una inversión año tras año. Dicho de otra manera. Se trata de obtener beneficios sobre los propios beneficios generados el periodo anterior.

Veamos un ejemplo:

Interés compuesto. Inversión de 1000 euros al 5% durante 5 años

Primer año: En la tabla vemos una inversión inicial de 1.000€ al 5%. Calcular los intereses del primer año es fácil. El 5% de 1.000€ son 50€ de beneficios.

Segundo año: Al inicio del segundo año contamos con 1.050€ (1.000€ de capital inicial más 50€ de beneficios). Bien, si los reinvertimos al 5%, el segundo año obtendremos 52,50€. Hemos generado 2,50€ adicionales de beneficio gracias a los 50€ obtenidos el primer año.

Tercer año: De forma análoga, empezamos con 1.102,50€, que se componen de los 1.000€ de la inversión inicial, más 50€ de beneficios del primer año, más 52,50€ de beneficios del segundo año. Al finalizar el tercer año, habremos ganado 55,13€. ¡5,13€ más que el primer año!.

Y así sucesivamente, año tras año, los beneficios son cada vez mayores. Con el paso del tiempo, el patrimonio crece más rápido. Se produce un efecto bola de nieve que nos permite acumular cada vez más y más capital.

Si lo analizamos desde un punto de vista matemático, en la generación de intereses intervienen dos tres variables: el patrimonio inicial, el tipo de interés y el tiempo. El capital inicial tiene un efecto lineal, mientras que el tipo de interés y el tiempo forman parte de una función exponencial. De ahí la importancia de invertir a largo plazo.

Esta es la fórmula para calcular el capital final de una inversión a interés compuesto:

Fórmula calcular capital final interés compuesto

Pensar a largo plazo

Desde una visión a corto plazo el interés compuesto no tiene un efecto rotundo. Su verdadera magia (que ya hemos visto que es resultado de aplicar matemáticas) reside en aplicar una inversión a largo plazo. Pensar en la jubilación y no en un futuro inmediato es la única manera de conseguir ser financieramente independientes. Por este motivo debemos de tener claros dos aspectos:

  1. Empezar a invertir cuánto antes.
  2. Invertir en activos reales

El momento para empezar a ahorrar es ahora

No importa la edad que tengas. Cuánto antes empieces a ahorrar e invertir más crecerán tus ahorros actuales en el largo plazo. Este punto ya ha quedado lo suficientemente claro. Lo verdaderamente importante es mentalizarse en establecer una meta de inversión de mínimo 15 ó 20 años.

Cómo conseguir una alta rentabilidad

Tan importante es un objetivo a largo plazo como una rentabilidad alta. Recuerda que ambas variables forman parte de una ecuación exponencial de la ecuación. Y la única forma de conseguir una rentabilidad alta es invirtiendo en activos reales. Vamos a ver por qué es así, desde un punto de vista teórico y desde un punto de vista histórico o empírico.

Desde un punto de vista teórico la forma de obtener una rentabilidad aceptable es invertir en activos reales. Los activos reales tienen una ventaja importante: no están referenciados nominalmente a una moneda. ¿Qué significa esto? Que están protegidos ante la inflación. Ante igualdad de oferta y demanda, los activos reales siempre van a subir en la misma proporción que lo hace la inflación. Es decir, un activo real conserva su poder adquisitivo. Ejemplos de activos reales son bienes inmuebles, oro, mesas...

Sin embargo hay que tener en cuenta un hecho importante. Y es que una finca o un piso, por sí mismos, no producen nada. En el mejor de los casos, una finca (tierras) conserva su poder adquisitivo frente a cualquier moneda. En el caso de un piso o una casa, se deterioran con el paso de los años. Hay que ponerlos a trabajar para obtener producción. Por ejemplo, alquilándolos. Al alquilarlos ya estamos obteniendo una renta además de conservar su valor.

Una opción mejor es invertir en empresas. ¿Por qué? Simplemente porque producen. Las empresas producen bienes y servicios que las personas desean. Además las empresas tienden a especializarse cada vez más, obteniendo más productividad y por lo tanto más rentabilidad.

¿Y dónde podemos comprar empresas? En la bolsa. Es la mejor opción. Nos permite acceder a mercados de cualquier parte del mundo, en cuestión de minutos.

Desde un punto de vista empírico, la bolsa siempre sube a largo plazo. Es verdad que tiene vaivenes en el corto plazo, pero en periodos relativamente largos (15-20 años) las acciones siempre han ofrecido mejor rentabilidad que cualquier mercado de renta fija, bonos, deuda pública o depósitos bancarios. Un dato: la bolsa históricamente se revaloriza una media de aproximadamente el 6% anual.

Cuando hablamos de bolsa, hablamos de la media de todo el mercado. Es una cesta en la que incluimos todas las acciones de un mercado: malas, buenas y excelentes. Si somos cuidadosos con la selección de empresas y su correcta valoración, se pueden conseguir rentabilidad es mayores. Prueba de ello son inversores como Warren Buffett invirtiendo desde 1965 o el español Paramés en las últimas dos décadas. Estos inversores aplican una filosofía de inversión llamada value investing o inversión en valor, que a grandes rasgos consiste en buscar buenas empresas que en un momento puntual están baratas.

Otra forma de seleccionar acciones a largo plazo, que tiene mucho que ver con la inversión en valor, es la conocida como buy&hold, o comprar y mantener, que básicamente consiste en comprar empresas que creamos que van a seguir estando ahí en el futuro (porque tienen grandes barreras de acceso o ventajas competitivas) y mantenerlas en cartera, evitando así un gran desembolso en comisiones a la ver que mantenemos seguro nuestro patrimonio.

Conclusión

En cualquier caso recuerda: la única forma de beneficiarte del interés compuesto es tener claro que hay que invertir a largo plazo. A más años, más crece la rentabilidad.

Por cierto, el interés compuesto juega a tu contra si sólo te limitas a ahorrar. Funciona tanto a tasas positivas como negativas. Dicho de otra forma, si todos los años la inflación es del 2%, al cabo de las décadas, el mismo efecto multiplicador que tiene para amasar beneficios, también se da en el caso de poder adquisitivo.